top of page

Sí, hay motivos para la celebración.

  • 15 dic 2021
  • 2 Min. de lectura

Actualizado: 23 abr 2022

Finaliza otro año que deja muchas dificultades atrás. Detengámonos un momento y hagamos un repaso de lo que hemos superado. Animados por esa fuerza, afrontaremos mejor los desafíos que aún tenemos por delante.

Ha sido duro. Hemos superado momentos difíciles, en nuestra vida personal, o en la laboral; a lo peor en ambas. Sin embargo, resistimos. Hemos hecho frente a tantas y tan grandes adversidades que olvidamos lo importante que es celebrar nuestra fuerza. Estamos en pie.


Asumamos los errores

Todos hemos cometido fallos; tanto en nuestra actividad como en nuestras relaciones personales. También es cierto que hemos reaccionado a una situación desconocida, para la que nadie estaba preparado.

En primer lugar, debemos repasar cada paso que hemos dado para llegar hasta aquí, sin reprocharnos los errores cometidos. Es evidente que han sido muchos, pero debían existir. Eran inevitables. Castigarnos por fallos que sucedieran cuando nadie sabía cuál era la mejor forma de actuar, bajo una presión desconocida y soportando temores y miedos enormes, es innecesario. Hemos atravesado un espacio desconocido en el que no existían certezas. Es evidente que, además de nuestros fallos, hemos soportado los de los demás; algunos muy perjudiciales, pero dar salida a nuestra frustración con remordimientos o culpando a alguien (que también ha actuado bajo enorme presión y con los mismos miedos), sólo aumenta el nivel de estrés. Compensa asumir lo sucedido, perdonar u olvidar, y afrontar el futuro con optimismo.


Valoremos los aciertos

No sólo hubo errores. También y de forma muy notable existieron aciertos. En las situaciones difíciles, surgen oportunidades, aumenta la solidaridad y encontramos soluciones donde no parece haberlas. De algún modo, estos aciertos tienden a quedar silenciados y, sin embargo, son más brillantes y merecen mucha más atención. Aprovechemos este momento de paz para premiarnos por lo que hicimos bien, y para valorar la ayuda que otros pudieron prestarnos.


Preparémonos para un nuevo escenario

La crisis vivida cambiará nuestro estilo de vida. Debemos adaptarnos a las nuevas formas.

Hemos cambiado tantas cosas, que será difícil o imposible volver a la situación anterior a esta crisis. Desde los hábitos de higiene hasta los usos sociales más ordinarios, pasando por formas de comportarnos en sociedad, todo se ha visto alterado de una manera extraordinaria. Los eventos multitudinarios despiertan ahora más recelos, existe un miedo general a socializar que costará eliminar y los hábitos de ocio y consumos han variado. Ahora se adquieren más servicios y bienes por internet, algunas actividades de ocio se han visto perjudicadas, mientras que otras han salido potenciadas, y los comercios de proximidad encuentran que su clientela se comporta de maneras muy diferente. Es necesario reflexionar para valorar aquello que hicimos bien durante la crisis y aprovechar esa nueva fuerza, así como estudiar el cambio de nuestro entorno para adaptarnos a él.


Rehacer los planes

Realizar un plan de empresa era muy recomendable antes de iniciar cualquier actividad antes de la crisis. En un momento como el presente, lo es para todas las actividades, tanto si van a comenzar su andadura como, especialmente, para las que llevaban mucho camino recorrido. Se abre la puerta a un mundo nuevo y debemos prepararnos para él, con buen ánimo y optimismo.


Comments


bottom of page